Hoy sentí que honraba tu memoria cuando tranquilamente le
daba conversación y mis opiniones sobre política y literatura al chofer del
taxi en el que iba. Cuando el don me preguntó directamente: “¿Es Ud. casada o
maestra?” Y le contesté que era divorciada. Acto seguido me comenta: “Es que lo
pregunto porque aquí (en Yucatán) es raro encontrar una mujer que hace uso de
la opinión, usualmente en el entorno familiar lo único que hacen es mandar, más
no opinar.”
¡A ver! ¿Calladitas y mandonas las yucatecas? ¡Ok!
Alabo el hecho de que ya me pongo a debatir y argumentar.
Tener una buena conversación con personas de diferentes credos, ideologías
políticas, etc. Y el afán de culturizarme lo más posible, leo y soy más curiosa
y me atrevo a estar sola, porque me quiero conocer más.
Y aunque todo esto lo hago inconscientemente, caigo en
cuenta que honro tu memoria. Porque conforme pasa el tiempo más te doy la razón
y más comprendo tu forma de vivir, la cual no fue del agrado de la mayoría de la
familia y aún te respetaban. Y te tengo presente en mi vida, todos los días. No
sé en dónde diablos andes ahora, pero si tu espíritu me visita sólo espero esté
complacido; y si no es así manifiéstame tu valioso consejo. Yo espero que sea hablándome
a través de un sueño (suena a cliché lo sé), pero mucho me temo que será a
través de experiencias. Siento bien feo no haberme despedido de ti. Tú sí
sabías que no nos íbamos a volver a ver, te despediste, me contaste lo super
orgullosa que estabas de mí, me diste consejos y me hiciste encargos.
Te honro leyendo un libro en un café con vista a un lindo
parque en el centro de Mérida (suena a cliché pero ha sido real).
Te honro sintiéndome a gusto con mi soledad.
Te honro despreciando al pretendiente mandón.
Te honro no lavando los trastes de mi casa, ya sea por
flojera o por desidia.
Te honro comprendiendo tus críticas al matrimonio de
apariencias.
Te honro con tu buen nivel de conversación, que si bien
nunca tuviste oportunidad de terminar tus estudios te metías a la biblioteca ¡a
solventar tus dudas y a buscar cultura.
Te honro dándome mis gustos, porque sé que no vendrá un príncipe
azul a dármelos tal y cómo los quiero; y mejor aún son con mi dinero (y no he
caído en la putería cómo muchas al mi alrededor).
Te honro tomando toda la oportunidad de libertad y de
desapego que llega.
Con toda mi admiración Marthita este post es tooodo tuyo!
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